La displasia de cadera es una condición en la que la articulación de la cadera no se forma correctamente, afectando principalmente a recién nacidos y niños pequeños. Esta alteración puede provocar que la cabeza del fémur no encaje bien en el acetábulo (la cavidad de la cadera), lo que con el tiempo puede causar problemas de movilidad y desarrollo. Afortunadamente, existen varios métodos de tratamiento que permiten corregir esta condición de forma efectiva, según la edad y el grado de dislocación del niño.

Tratamientos No Quirúrgicos
Los tratamientos no quirúrgicos suelen aplicarse en bebés menores de seis meses, aunque en algunos casos pueden ser efectivos también en niños mayores. Estos métodos buscan alinear correctamente la cadera utilizando dispositivos ortopédicos que permiten que la articulación se desarrolle de forma adecuada con el crecimiento natural del niño.
Arnés de Pavlik
El arnés de Pavlik es uno de los tratamientos más utilizados en los primeros meses de vida. Este dispositivo permite que el bebé mantenga las caderas en una posición flexionada y abierta, lo cual ayuda a que la cabeza del fémur se ubique correctamente dentro del acetábulo. El arnés es flexible y permite cierto movimiento, lo que resulta beneficioso para el desarrollo muscular y óseo del bebé.
Férulas de Abducción
También conocidas como férulas de abducción fijas, estos dispositivos mantienen las piernas del bebé separadas y las caderas flexionadas hacia arriba. A diferencia del arnés de Pavlik, las férulas no son flexibles, pero son eficaces para mantener la cadera en una posición óptima. Suelen utilizarse cuando el médico confirma que la cadera puede colocarse correctamente con este tipo de inmovilización. También se emplean como continuación del tratamiento con el arnés de Pavlik o cuando este no ha sido exitoso.
Método Papadimitriou
El método Papadimitriou fue desarrollado en Grecia como una alternativa para el tratamiento de bebés mayores con displasia de cadera. Este enfoque, también conocido como método modificado Hoffman-Daimler, ha demostrado buenos resultados en una serie de pacientes y ha sido reconocido en publicaciones médicas especializadas. Consiste en el uso específico de arneses y férulas adaptadas para permitir la reducción de la cadera en niños de entre seis y dieciocho meses de edad.
Protocolo para Niños Mayores con Cadera Dislocada
En algunos casos, los médicos están comenzando a aplicar protocolos menos invasivos para niños diagnosticados entre los seis y dieciocho meses. Aunque lo tradicional ha sido recurrir a cirugía o yeso, algunos estudios recientes exploran el uso de arneses y dispositivos ortopédicos que permiten mantener cierta movilidad. Esto no solo puede estimular el desarrollo de la cadera, sino también reducir el impacto emocional y físico del tratamiento en el niño y su familia.
Tratamientos Quirúrgicos
Cuando los métodos no quirúrgicos no son efectivos o la displasia es diagnosticada tardíamente, se recurre a procedimientos quirúrgicos. Aunque la idea de una cirugía puede generar preocupación en los padres, es importante saber que los niños tienen una gran capacidad de recuperación y remodelación ósea. Con el tratamiento adecuado, los huesos pueden volver a su forma y tamaño normales con el paso del tiempo.
Reducción Cerrada
Este procedimiento consiste en manipular la cabeza del fémur para recolocarla dentro del acetábulo sin realizar una incisión quirúrgica. Se lleva a cabo bajo anestesia general y es uno de los tratamientos más comunes en niños de entre seis y veinticuatro meses. Después del procedimiento, se suele colocar un yeso pélvico (espica) para mantener la cadera en su lugar durante la recuperación.
Reducción Abierta
La reducción abierta se realiza cuando existen tejidos que impiden que la cabeza del fémur se acomode correctamente en la cavidad de la cadera. En estos casos, se accede quirúrgicamente a la articulación para eliminar los obstáculos y permitir una correcta alineación. En niños mayores, también puede ser necesario reparar los ligamentos de la cadera durante esta intervención.
Osteotomía Pélvica
Este procedimiento se utiliza cuando la cavidad de la cadera (acetábulo) no tiene la forma adecuada para mantener la cabeza del fémur en su sitio. Consiste en realizar cortes quirúrgicos en el hueso pélvico para cambiar la forma o la orientación del acetábulo y así mejorar la estabilidad de la articulación.
Osteotomía Femoral
En algunos casos, es necesario modificar la orientación del fémur para lograr que encaje mejor en la cavidad de la cadera. La osteotomía femoral implica cortar y reposicionar el hueso del muslo para que la cabeza femoral se dirija hacia el interior de la articulación. Este procedimiento se conoce también como osteotomía varo-derotacional.
Conclusión
La displasia de cadera en bebés y niños puede tratarse de forma efectiva si se detecta a tiempo. Existen múltiples opciones terapéuticas que varían según la edad del niño y la gravedad del problema. Desde el uso de arneses como el de Pavlik hasta procedimientos quirúrgicos como la osteotomía, cada tratamiento tiene como objetivo lograr una cadera estable y funcional.
Es fundamental acudir al pediatra o a un especialista en ortopedia infantil ante cualquier sospecha, ya que el diagnóstico temprano y el seguimiento profesional son clave para el éxito del tratamiento. Con el enfoque adecuado, la mayoría de los niños con displasia de cadera pueden llevar una vida activa y saludable.